Definitivamente, con esta receta se consigue una de las mejores tartas de queso que he probado. Suave, muy muy cremosa, nada empalagosa,...¡una delicia! Y más fácil de hacer ¡imposible! ¿Cómo se puede conseguir tal maravilla con tan sólo 5 ingredientes?
Su aspecto es totalmente rústico. Sube durante el horneado para luego volver a bajar al enfriarse. Obviamente la podéis decorar con diferentes mermeladas a vuestro gusto, pero a mí me gusta disfrutarla así, tal cual, para que no haya ningún elemento que disfrace su magnífico sabor.
Sin duda alguna, esta se ha convertido en mi tarta de queso favorita (y creo que para más de alguna persona también jaja). Os aseguro que gustará a todos en casa.